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jueves, 12 de noviembre de 2015

yo corro, no hago running

Pienso que esto es una fiebre producto de la mercadotecnia (¿queda más moderno decir marketing, verdad?), más y más personas se lanzan a la calle ya sin ningún recato como antaño, que siempre nos daba un poco de corte ir al parque a dar vueltas y soportar los ánimos guasones de cuadrillas de chavales. Claro que entonces íbamos con un reloj-cronómetro casio, pantalones de correr y una camiseta de algodón. Ahora, con el boom de las carreras populares y del negocio del "running" (también entre las chicas, que siempre cuidan más la imagen), las cosas han cambiado, está de moda y nosotros también vamos a la última.

Llevamos lo que ahora se ha dado en llamar gadgets ("¿artilugios"?), como relojes con gps que ahora ya no sólo miden la velocidad y el ritmo que llevamos al momento (aunque habitualmente con unos generosos 2-3 segundos por km a nuestro favor), sino también la altimetría, podemos seguir rutas que otros han grabado previamente, calcular las calorías que quemamos, nos felicitan si llegamos a las 100 o 500 horas de entrenamiento... y nos permiten descargar la información de nuestro entrenamiento en nuestro ordenador o en aplicaciones que nos miden con otros "runners" o "bikers" virtualmente. Si un día el cacharro se nos "muere" no encontramos la motivación para salir a entrenar, total, si no lo puedo compartir ni suma a mi entrenamiento virtual mensual, parece que no cuenta, ¿no? 

Total, que vivimos cara a la galería. Eso también se refleja en la indumentaria. En días de septiembre con 20º ya se empieza a ver a sufridos runners corriendo con cortavientos, guantes finos (los gruesos son para el invierno), gorra y gafas de sol en días nublados (y en cuanto asoma un día de 10º con gorrito), mallas largas, auriculares que les abstraen del entorno por el que corren, y por supuesto, echando la vista al reloj continuamente o guiándose por pitidos o por las indicaciones que escuchan por los auriculares.

Con el argumento de mejorar nuestro rendimiento o evitar riesgos para nuestra salud, se nos crean necesidades nuevas. Medias de compresión que pueden o no venirnos bien, calcetines que garantizan ausencia de ampollas a quienes nunca han tenido un problema parecido, geles que dan un subidón momentáneo de azúcar y que ya los utilizamos incluso en los entrenamientos, cremas recuperadoras, complementos vitamínicos, "clinics" o reuniones donde con la excusa de darnos información útil para nuestros entrenamientos nos intentan vender productos que ni sabíamos que existían pero que nos intentan convencer que son indispensables para todo runner de pro...

No entrenamos ya con el afán de exprimirnos a tope en el entrenamiento, sino de sumar kms a ritmos confortables para ganar retos virtuales. Participar en una carrera de 10 kms, una media maratón, o un maratón es ya en sí una victoria y hasta un hecho festivo. El hecho de competir es secundario o totalmente indiferente, lo que realmente cuenta es contar con la camiseta de esa carrera para lucirla frente a la muchedumbre runner en próximos "entrenamientos".

No es un hecho casual que mientras el fenómeno "runner" crece cuantitativamente de manera casi exponencial, no lo haya hecho igual e incluso haya bajado la gente que hace atletismo federado, e incluso en las carreras populares se aprecia que el nivel medio también ha bajado mucho. Empecé a correr hace ya 18 años, entonces con mis ritmos actuales hubiese quedado en la parte delantera de las clasificaciones sí, pero nunca con opciones de ganar carreras como me pasa últimamente. Parece claro que los runners de ahora van mucho mejor conjuntados, pero corren menos que los corredores o los atletas de antes. Y tampoco me queda claro que lo de ahora sea realmente más saludable, que es lo que se nos quiere vender. Se llevaba el cuerpo al límite, sí, pero se era consciente de hacerlo, muchos entrenamientos eran tan duros como las competiciones. Ahora se ha perdido el respeto a algunas distancias como el maratón, no se llega lo suficientemente preparado y el cuerpo puede darnos un buen susto.

Yo sigo corriendo con lo básico y muchas veces desconjuntado y sé que nunca tendré un patrocinador, ni falta que me hace. No sé vosotros, pero yo nunca me consideraré un runner. Seré siempre un corredor con sueños de atleta.



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