Para estos casos siempre hay que tener una buena excusa a mano. Estoy satisfecho con la mía. La noche del miércoles al jueves la pasé en el WC con retortijones y escalofríos. Para el viernes el virus parecía que había pasado, aunque sentía mucha debilidad, no me imaginaba corriendo 42 kilómetros 48 horas después. Y sin embargo, el cuerpo muchas veces te sorprende con su capacidad de recuperación. Los 20 minutos a casi 5' por km que pude trotar el viernes por la tarde se convirtieron en 42 kilometrazos el domingo.
No es muy turístico Frankfurt. Tuve la suerte de encontrar un gran restaurante italiano, fuera del centro y la zona de la feria, aunque no muy lejos: Paolo's. Económico, grandes cantidades, y auténtico. Esa cena le sentó de maravilla a mi maltrecho estómago, y pude cargar por fin algo de reservas al cuerpo. Sin duda tuvo su parte en salvar algo del naufragio total que pudo ser mi maratón.
En la salida se veía mucha gente rápida. De hecho nos pusieron por delante a unos doscientos tíos y tías del campeonato de Alemania, con lo que los 20' de pie aguantando el frío que estuve intentando coger una posición más o menos delantera no me sirvieron de mucho. Arrancamos e intento coger desde el principio el ritmo de 3'40 el kilómetro que hasta ese momento seguía empeñado en que iba a ser mi ritmo de carrera. Me pasa gente por todos lados y me sorprendo al picar los kilómetros por encima de 3'50, cuando las sensaciones son de ir más rápido. La verdad es que esos primeros kilómetros son desagradablemente ratoneros, me imaginaba una carrera estilo Berlín con grandes avenidas anchas y rectas, pero a mi parecer se queda muy lejos.
Para el km 7 estabilizo por fin un ritmo de 3'45 el kilómetro (del km 10 al 40 quitando uno todos los parciales de 5 kms me salen entre 18'42 y 18'48), no me veo piernas para ir más rápido sabiendo además que salgo de un virus que me ha debilitado y dejado sin muchas reservas. Puede de todas formas que el daño mayor que me haya hecho el virus sea la pérdida de confianza en mis posibilidades. No me atrevo a salir de un ritmo controlado hasta los últimos kilómetros. He hecho toda la carrera quitando los 6-7 primeros kilómetros adelantando gente, primero lentamente y al final como un avión con la euforia que te da verte más fuerte que los que han arriesgado más que tú. Del 40 a meta a ritmo de mi mejor marca, 3'36-3'37. Qué lejos parece quedar aquello ahora.
En el viaje de ida el sábado, con mi equipo de apoyo |
En mis cálculos entraba una marca entre 2:34 y 2:36. Irme 2' por encima de esta última sabe a fracaso habiendo entrenado con tantas ganas durante cuatro meses, aunque seguiré intentándolo, si la salud me respeta. Por lo menos consigo mi octavo sub 2:40, mientras me mantenga ahí creo que seguiré con la motivación de seguir intentándolo.
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